HISTORIA DEL RIESGO
Un joven apasionado por el Señor, busco a su mentor
para que le digiera como podía ser más lleno del Espíritu Santo. De manera
gentil y amorosa le respondió a su necesidad de saber más, le sonrío y le dijo:
¿Estas seguro de que quieres ser lleno del Espíritu Santo que, aunque es como
Jesús en su gentileza y amor, exigirá ser el Señor de tu vida? ¿Estas dispuesto
a que tu personalidad sea tomada por otro, aunque se trate del mismo espíritu
de Dios?
Si el Espíritu toma tu vida a su cargo, esperara de ti
una obediencia total en todo. No tolerará en ti los pecados del yo, aunque sean
permitidos y excusados por la mayoría de los cristianos. Por pecado del yo me
refiero al amor propio, a la autocompasión, a buscar lo propio, a la
autoconfianza, a la justicia propia, al engrandecimiento propio, a la
autodefensa. Descubrirás que el Espíritu Santo esta en contra de los caminos
fáciles del mundo y de la multitud mezclada dentro de la iglesia y la
religiosidad. Será celoso contigo para tu bien, no permitirá que te jactes, que
te magnifiques o que te exhibas.
Tomara la dirección de tu vida alejándote de ti. Se
reservará el derecho de ponerte a prueba, de disciplinarte, de azotarte por
causa de tu alma. Puede que te prive de muchos de aquellos placeres fronterizos
que otros cristianos disfrutan pero que para ti son una fuente de refinada
tentación al pecado. En todo esto, te envolverá Él en un amor incalculable, tan
poderoso, inclusivo y maravilloso, que tus mismas pérdidas te parecerán
ganancias, y tus pequeños dolores como placeres. Pero la carne gemirá bajo su
yugo y clamará en contra de ello como una carga demasiada pesada para ser
llevada. Y se te permitirá gozar del solemne privilegio del sufrimiento para
contemplar lo que falta de las
aflicciones de Cristo en tu carne por causa de su cuerpo, que es la Iglesia. ¡Dime! Con estas
condiciones de amor para ti, ¿sigues con el deseo de ser lleno del Espíritu
Santo?1
Hace una década atrás, era muy raro hablar
abiertamente del Espíritu Santo en el circulo denominacional en el que me
envolvía, aunque no pertenecíamos al movimiento ‘Solo Jesús’, se hablaba
celosamente de Jesús. Con orgullo algunos se denominaban - Cristocéntrico -
para separarse de algunos círculos ‘errados y fanáticos’, llamados Pentecostales.
El único entendimiento que teníamos y practicábamos era la oración trinitaria
que terminaba en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, o que éramos
sellado por el Espíritu al momento de convertirnos.
A.W. Tozer dijo una vez: “Todos los cristianos tienen
el Espíritu. Pero el Espíritu no tiene a todos los cristianos”. Desde que comencé
hace una década atrás a pasar los límites del temor y la ignorancia de la
persona del Espíritu Santo, comencé un camino arriesgado que solo me ha llevado
a conocer más a Jesucristo. El mismo Jesús dijo: “El
me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” El único que
me convenció de pecado para recibir a Jesús como mi salvador fue el Espíritu.
El único que lo puede llevar apasionarse más de Dios es el Espíritu, y el único
que nos revelara y nos dará entendimiento para los días peligrosos que se
avecinan, es el Espíritu Santo. Jesús dijo: “…Os hará saber las cosas que habrán de venir” (16.13b/Juan).
¡Andar es vivir – vivir es andar!
“Si vivimos por
el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (5.25/Gálatas) No solo el
orgullo ofende al Espíritu, también la ignorancia de hablar sin saber o conocer
a alguien. Como muchos de Galacia, comenzaron en el movimiento del Espíritu en
sus primeros días de cristianos y terminaron en la carne, en la religiosidad.
¡Insensatos! Les dijo Pablo. Hace varios años la insensatez esta llevando a
muchos a la muerte y a otros a la confusión por culpa de algunos que se creen
dueño de la verdad y en pos de eso, atacan otros movimientos del Espíritu
porque no encaja con su entendimiento limitado del mover del Espíritu Santo. No
todos los caminos llevan a Roma, no todos los caminos llevan a Jesús. No todos
los que hablan del Espíritu, viven del Espíritu.
La palabra “andar” en griego tiene la idea de alguien
que sigue las pisadas, la dirección de otro. Muchos cristianos están en
conflictos, no saben por donde van o simplemente siguen sus propios caminos.
Andar y vivir en el Espíritu conlleva una rendición total a Él, significa dejar
el miedo a algo extraño o alejarse de una ‘doctrina’ ausente de la manifestación
del Espíritu Santo. Una de las batallas mas fuerte que se dan en la iglesia
actual, es el choque entre el espíritu de religiosidad y el Espíritu Santo, es
más, escuche bien: ¡Satanás no puede hacerle frente al Espíritu Santo! Y por
siglos a tratado de influenciar en la iglesia que viva sin la dirección del
Espíritu Santo.
A creado doctrinas teológicas y diabólicas que apagan
el mover del Espíritu, muchas veces a usados a los mismos cristianos para que
controlen la iglesia y hagan a un lado al Espíritu Santo. ¡Cuando una iglesia
es entregada al señorío del Espíritu Santo, el infierno se confunde y comienza
huir! ¡Una de las mentiras más grande que Satanás introdujo en la iglesia fue
hacer creer que La Persona
del Espíritu Santo no debía gobernar La Iglesia y que los dones del Espíritu
habían cesado! Son muchos los pastores y lideres que se han jactado de sus
ministerios e iglesia que viven en el Espíritu, pero su final ha sido
escandaloso y triste.
Aprenda lo que significa vivir y andar en el Espíritu
Santo. Alguien dijo que ‘Fe’ se deletreaba: ‘R-i-e-s-g-o’. Poner toda la fe en
el Espíritu Santo es un riesgo, porque tendrá que dejar de vivir y andar como a
usted le parecía que lo hacia bien y seguir a otro a su manera, y el comienzo
de todo riesgo es la obediencia. Si usted no obedece a su padre, a su pastor y
a su Dios, no espere estar caminando en el Espíritu. Arriésguese y comience a
vivir por el Espíritu Santo, tiene todos los años que el Señor le concederá en
esta tierra para perfeccionarse. Allá arriba será perfecto, comience aquí para
que no quede con la boca abierta allá arriba como se mueve el Espíritu Santo.
(1-
Sacado del libro: “La búsqueda” A.W. Tozer)