domingo, 16 de agosto de 2015


El Día que puede cambiar el destino!...


"Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Qué dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, pero otros, Jeremías. Él les dijo: Y vosotros, ¿Qué dicen que soy yo? Respondiendo Simon Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente"    (16.13-16/Mateo)

Tenemos días importantes para celebrar, días importantes para recordar y muchas veces elegimos un día para hacer o entregar un regalo que marcarán nuestras vidas o la de otros. Pero Dios también ha determinado un día para cambiar nuestro des- tino y todo ha sido preparado con un pro- pósito. En 7 días creó todo el universo. En un día la historia fue dividida en dos: ‘a.C. y d.C.’. Hay también un día para el juicio final, pero hay otro día que ha preparado para darse a conocer por medio de Jesús. (Para el Señor un día son mil años y mil años son un día) Lo que tu determines hoy tendrá consecuencias en la eternidad, lo que tu decidas hoy, podrás pasar la eternidad con Él o sin Él. Hay un día en tu vida que tienes la mayor posibilidad de conocerle cara a cara.

Cesárea de Filipo estaba a unos 40km. de Galilea, era una ciudad gentil. Adoraban al dios Baal, existían 14 templos de adoración. Tenían otro dios llamado Pan, el de la naturaleza. También existía un templo de mal mor en honor al Cesar a quién también lo veneraban como dios. En medio de este escenario, el menos adecuado, una ciudad idolatra, Jesús había elegido para revelarles una verdad que todo ser humano había esperado. Los gentiles de ese tiempo eran considerados por los judíos como pecadores inmundos, pero aun así Jesús había preparado este día y este lugar para una gran confesión mutua.

Siempre Dios buscará momentos y circunstancias menos apropiadas, incluso en días de dolor y más difíciles para darse a conocer y mostrar su amor. No porque el cauce el dolor y las dificultades, sino porque el aprovechará las malas decisiones y dolores por causa de nuestras malas decisiones o porque las enfermedades llegan, o las catástrofes llegan, pero Él aprovechara ahí para hacerse presente. En ese día, en este día, podemos conocer y descubrir realmente en quien estamos creyendo y cuáles son nuestras razones de creer en algo. Muchas veces este escenario puede escandalizar la mente para revelar el corazón.

EN QUIEN ESTAMOS CREYENDO

Ha espalda de Cesárea Jesús les pregunto a sus discípulos: ¿Qué dice la gente de mí? (v.13). Juan el bautista dicen algunos, otros el gran profeta Elías, y otro Jeremías. La mayoría lo comparaba con grandes profetas. Las personas hablan de lo que otros dicen, las personas forman una imagen y creen por lo que leen o se les ha enseñado de alguien, pero muchas de las historias no coincide con la verdad. Le paso al pueblo Judío cuando fue sacado de Egipto, y en pleno desierto  después que Moisés se había demorado mucho en el monte, le pidieron a Aarón que les hiciera una imagen de un Dios (un becerro de oro) para que pudieran adorar a Dios. La palabra que usaron en hebreo para Dios es la misma  que se usa para nombrar al Dios Jehová. ¿Por qué ellos adoraron a Dios por medio de una imagen? Porque es lo que habían aprendido desde la niñez en Egipto, es lo que ven y oyen las personas de Dios, buscan copiar y con Jesús estaban haciendo lo mismo, lo estaban
comparando con otros. Pero Dios siempre prepara el lugar preciso para darse a conocer, Jesús lo estaba haciendo en medio de muchos dioses  falsos que la gente había inventado. Es así es como lo hace Jesús, en medio de muchas mentiras e imágenes falsas de Él, da a conocer la verdad. Por muchos años hemos tenido una imagen pre-concebida de Dios, la historia, las tradiciones religiosas y la misma iglesia muchas veces a formado y ha creído en un Dios echo más por los hombres que por la fe de Dios.

¿Y ustedes, que dicen? ¿Quién soy yo? Ya tenían toda la información de Cesárea y sus dioses, tenían la información de cómo lo veían los demás, todo es como los confronte Dios para saber que vamos a decidir. En medio de todo lo que pensamos de Dios, que si es una fuerza o no existe, Él pregunta. En medio de nuestros temores, escepticismo y de todo concepto filosófico, agnóstico y falta de fe, Él pregunta: ¿Y ustedes que dicen de mí? Él no quiere solamente que sepamos de él, sino que lo conozcamos personalmente. Él no busca elogios ni buenos poemas para Él, no anda en busca de amigos ni caer bien a todos. Él nos busca para amarnos, para darse a conocer como el Cristo, el Mesías, el Ungido, el único camino, la verdad absoluta que nos lleva al cielo.

Ser cristiano no significa saber o estudiar más de Jesús, sino tener una relación personal con Él. Ser hijo de Dios es disfrutar la vida, teniendo la mirada en las cosas de arriba. Ser hijo, es saber lo que el Padre ha preparado para él. Ser cristiano no se evidencia a que iglesia va o que doctrina sigue, sino porque tiene un corazón de hijo, y el hijo ama los mandamientos del Padre. El hijo se parece al Padre, vive, habla, piensa y disfruta con las cosas del Padre, es decir, vive para Jesús. Todo esto pasa en el día en que tú decides aceptar a Jesús como Salvador y Señor de tu vida. No vivas por lo que otros te dicen o por las malas experiencias que te han causado algunas personas, no formes tu propio camino o ideal, porque tarde o temprano se derrumbara, no esperes los días malos para buscarlo.



Un hombre respondió enojado a su amigo, diciéndole: ¿Por qué ahora que mi hijo esta grave me vienes hablar del amor de Dios? ¿Acaso te quieres aprovechar de que estoy triste y afligido para hablarme de Dios? No le dijo el amigo. Lo que pasa que en estos momentos difíciles  en que no puedes tú, Dios te quiere ayudar. No le dijo, no estoy de acuerdo, háblame cuando este bien, bueno le dijo el amigo y se fue. Muchas son las maneras en que Dios nos habla, pero son muchas las maneras en que las personas lo rechazan, más cuando están bien y están cómodos,  es fácil rechazarlo o ignorarlo. Porque tenemos una idea errónea de quien es Dios y cuando debiera hablarnos. ¡Cuidado! No pierda ese día, porque ese día puede cambiar su destino.

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