lunes, 21 de marzo de 2016


Lázaro!!

“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojo entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Y dijo: ¿Dónde lo pusisteis?” (11.1/Juan).

Estamos frente aun acontecimiento o experiencia que nadie quisiera enfrentar, la muerte. Pero por otro lado, todos quisiéramos ser testigo de ver un muerto resucitar. Lo que no queremos  el ser nosotros el muerto.

¿Quién era Lázaro? El era un hermano mayor, un amigo, familia. Era el sustento económico, era la seguridad, el sueño o la esperanza. ¡Lázaro significaba todo para quien lo amaba! Hasta tenía el privilegio de ser amigo de Jesús, su nombre en hebreo significaba: ‘Dios ha ayudado’. Todo estaba a favor para los que estaban cerca de Lázaro, pero Lázaro murió.

Como todo cristiano llegamos a Jesús porque algo se estaba muriendo o algo ya había muerto en nuestras vidas. Nos venimos a dar cuenta cuando llego una enfermedad, estábamos en depresión, la soledad y el miedo nos rodeaban, los sueños no se estaban cumpliendo y la economía iba en baja. Esta crisis o prueba desoladora era como la muerte de Lázaro, un presagio de que algo grande estaba por venir, algo sobrenatural y mayor de lo que tu amabas y estabas perdiendo esta en camino, aunque las circunstancias te estaban diciendo otra cosa.

Muchos están aquí, deseando pasar a otra temporada mejor. Están con un sueño muerto, una enfermedad, un hambre en tu espíritu de ver la resurrección que trae Jesús cuando llega a un corazón destrozado, decepcionado. Él trae vida, libertad y gozo en su visita.

Pero Marta le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí”... Jesús le contesto: “¡Tu hermano resucitará!”, ¡volverá! Pero Marta le responde: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final”. Jesús le volvió a responder: ¡Marta! ¡Yo soy la resurrección y la vida! Mujer, hermano, lideres, abatidos, desamparados, muertos en vida, ¡Yo soy la resurrección de todas las cosas! Lo que murió, lo que se perdió y la promesa dormida, si Yo lo dije, ¡Vivirá, se cumplirá! Porque mi Palabra no vuelve vacía!!

Pero cuando vino María, ella se lanzo a sus pies y le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. María estaba quebrantada porque su sueño había muerto, pero no su humildad para reconocer quien estaba al frente. ¡Ella se humillo! Cuando estamos mal, las circunstancias son adversas, la repuestas no llegan o todos te han dejado, es el mejor momento de postrarse a
Él.


Estamos entrando a una nueva temporada y si Dios ayudo a Lázaro para volver a la vida, cuanto más lo hará con nosotros hoy si nos volvemos humillados y arrepentidos. Hoy tus sueños van a resucitar, tu milagro llegará, es tiempo de venir a Jesús y escuchar la pregunta que Jesús hizo conmovido por el corazón de María ¿Dónde lo pusisteis? ¿Cuál es tu enfermedad? ¿Dónde esta tu dolor, tu depresión, tu soledad? 

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