sábado, 16 de mayo de 2015


RESTAURANDO el nivel de Honor y
Autoridad de 
cada santo


Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno" (12.3/Ro.).

Debemos volver cuanto antes a restaurar el valor de nuestra posición que Dios nos ha dado. Dios formo el cuerpo del hombre y la mujer de una manera maravillosa, cada miembro y órganos cumplen una función única y perfecta, incluso algunas partes del cuerpo son invisibles o de poco uso a los demás, pero están llamados a funcionar de una manera única y perfecta. El cuerpo es maravilloso cuando funciona como equipo, no así, cuando algunos órganos no funcionan o están deteriorados.

Dios siempre mira el corazón y el original de su propósito al que cada uno fue llamado, pero en este mundo siempre hemos sido llevado a mostrar más lo exterior, lo que vemos, incluso apreciar lo que tiene más valor y poder ante nuestros ojos. Pero Jesús dijo: “Más entre ustedes no será así” (20.26/Mt.) Tenemos un valor único a los ojos de Dios, porque el precio que se pagó por ti fue muy grande y muy difícil de que alguien lo cancele. Jesús siendo santo e inocente, dio su vida por nosotros. Pero nuestra reacción a este amor incalculable, es que muchas veces, sino siempre, pensamos que haríamos cualquier cosa o pagaríamos lo que sea por el rescate de nuestros hijos y esposa, ¡Incluso dando la vida! Este amor condicionado e imperfecto por una intención de querer ser como el, se escucha decir: ‘Quiero que mis hijos lleguen donde yo no llegue’. ‘Quiero que ellos tengan lo que yo no tuve’. ‘Doy mi vida por ellos, porque es lo único y mejor que podría hacer’. ¡Jesús ya lo hizo! fue amor y gracia perfecta para darnos un lugar en su Reino, una posición y un valor incalculable. Tenemos un valor y una posición gracias a ese precio pagado y no necesitamos pagar algo para demostrarlo, sino obedecer.

Ese valor y posición esta puesto en la Iglesia como un Cuerpo. Todo argumento, juicio, pecados y malas prácticas que se han hecho en la iglesia por siglos, no quita el valor y la posición que tenemos para Dios dentro del Cuerpo. En la edad oscura vimos lo más bajo y cruel de una iglesia gobernada por los hombres. Hoy después de siglos Dios está sacando toda suciedad y corrupción de la Iglesia establecida, Católica y Evangélica. El Espíritu Santo nos está llevando al original de su propósito, conquistar como un Cuerpo unido, cumpliendo cada uno el propósito por al cual fuimos llamados. ¿Pero? Hay que sacar o restaurar a los que pasaron la línea de la verdad y la obediencia, y se desviaron, pensando que eran ‘más alto de lo que son´. Se creyeron más de lo que eran, se pusieron en un lugar que no les correspondía,  muchos de ellos fueron víctima de una palabra que no venía de Dios o de personas que alimentaron más su orgullo, que su propósito. Ellos se olvidaron de: “No pensar más alto de sí que lo que debe pensar”. No tuvieron un buen juicio de ellos mismo y caminaron en una fe equivocada. Familias, ministerios e iglesias destruidas por causa de estar en una posición y autoridad equivocada.

Cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar”. En la Iglesia y en el Reino no debe haber discordia o envidia. No se debe discutir, ni se pelean unos a otros. Pero por años hemos permitido esto, cuando hemos dejado de creer en la posición que Dios nos puso y hemos ido tras de lo que más me gusto a mí. Muchos luchamos con el ‘Más alto’, porque no hemos caminado en ese propósito, muchos traen un concepto errado del mundo de como servir y adonde servir en la Iglesia, queremos hacerlo igual como se hace en el mundo, lo hemos estado haciendo a nuestro modo religioso y no escuchando a los que tienen una palabra de dirección para nosotros en tiempo de procesos.

CONOCETE A TI MISMO
La estrategia del diablo en décadas ha sido confundir y destruir el avance de la Iglesia, ¿Cómo? Trayendo discordia, celos e envidia al Cuerpo. El enemigo sabe que un cuerpo bien cimentado trae transformación a una familia, una ciudad y a una nación. Los muchos clavos sueltos, ministros rebeldes y autodenominados dentro del Cuerpo ha sido culpa en parte, de la misma Iglesia que no se ha preocupado de enseñar a tener un Cuerpo sano y moviéndose unidos en el Espíritu.

Un antiguo pensamiento griego dice: ‘Conócete a ti mismo’. El apóstol Pablo fue más allá de la filosofía griega y dijo: “Ten cuidado de ti mismo” o “El que crea que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”. Lo más poderoso de esta revelación, es que hay un cimiento, una posición y honor que Dios nos ha dado para movernos en el Espíritu y desplegar todos los dones que Dios nos ha concedido a favor del Reino y de aquellos que aún no conocer a Cristo. Debemos conocernos y aceptarnos a nosotros mismos, no es filosofía, es humildad de aceptar y caminar con los dones y fe que Él ha depositado en cada uno de nosotros. Se nos ha dado una Gracia y una Posición de Honor y esto ira creciendo en proporción a que los usemos en favor del Reino, unos serán más visto que otro, pero la posición y el honor es el mismo que los que se ven. Unos son la cabeza visible del Cuerpo y otros el miembro menos visto, pero el honor y la responsabilidad es la misma ante Dios, todos daremos cuenta de nuestras obras. Hay profetas de naciones, como profetas para grupos pequeños, la responsabilidad es la misma. Hay pastores de multitudes, como pastores de rebaños pequeños, pero la responsabilidad es la misma. Hay evangelistas, maestros, apóstoles y músicos que recibirán aplausos, como otros serán anónimos, pero el honor y la responsabilidad serán la misma ante Dios.

Nos hemos preocupados de ver la señales del fin, la gran apostasía y que si Cristo viene antes o después de, con muchos ímpetu, pero nos hemos despreocupado de lo que el Espíritu Santo está haciendo en está era, Él está limpiando, restaurando y ordenado el Cuerpo de Cristo. Está sanado y colocando en su lugar a los que servirán hasta el fin, fielmente y sobrenaturalmente. Todo miembro y todo Don otorgado por Dios vivirá una manifestación poderosa ante la Venida de Cristo. Es tiempo de buscar lo que Él busca en nosotros, la Posición, la Fe y los dones y darle honor.








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