EL PRECIO DE ANANÍAS Y SAFIRA
"Creíste que podrías engañar al Espíritu Santo,
y te quedastes con parte del dinero"
"... ¿Por qué lo hiciste?
No nos has mentido a nosotros, sino a Dios"
(5.3-4/Hch.)
La muerte de este matrimonio no tiene que ver sólo con robar el dinero que prometieron y no lo dieron. Había una revelación que sería dada como precedente para la futura Iglesia. ¡Mentir tenía que ver con negar al Espíritu Santo!
Si algún día va hacer un trato con Dios, no lo haga primero con los hombres y después le informa a Dios. ¡Si es con Dios, es con Dios nada más! ¡Si es con los hombres, que sea con los hombres! Pero Ananías paso a llevar abiertamente un principio fundamental del reino. El Espíritu Santo es omnisciente, está en todo lugar y en todo lo que usted hace. Si Ananías no habría sabido de este principio, habría pasado por inocente, pero no fue así. Si usted va agradar a los hombres, bien hágalo. Pero si va agradar a Dios, cúmplalo, pero no se olvide que en las dos decisiones el Espíritu Santo está presente.
No hay nada malo en agradar a los hombres, lo malo es mostrar una imagen de lo que usted no es, y lo más grave, es hacerlo en el nombre de Dios. Es como decir: ¡Ciento o veo en el Espíritu esto o eso! ¿Cuántas veces hemos escuchado eso? ¿Hemos dado, hemos profetizado, aconsejado? Y muchas veces no fue Él.
Ananías y Safira quisieron hacer lo que José, conocido como Bernabé hizo. José vendió un terreno y todo el dinero de la venta lo entrego a los apóstoles. José tenía algo en común con los apóstoles y cristianos del primer siglo. "¡Nadie se sentía dueño de nada!" (v.32). En la Iglesia se movía un espíritu de alegría para dar en el temor del Señor. Ananías dijo: ¡Yo también tengo un terreno, lo voy a vender y daré el dinero a la Iglesia! ¿Por qué no lo hizo antes? Ananías era sincero en lo que sentía o simplemente quería aparentar algo más.
Cuando usted toma la iniciativa o una decisión por cuenta propia. ¡No se engañe! El Espíritu Santo está ahí. Y si después no puede cumplir ¡No se engañe! Usted lo está haciendo delante del Espíritu Santo. ¿Quién queda mal? Cuando no cumplimos o no entregamos lo prometido y nos justificamos, sólo estamos dejando de mentiroso al Espíritu Santo. Queremos hacer cosas pensando que el Espíritu Santo se da vuelta o no esta presente. ¡No te engañes!
La Iglesia debía saber y aprender que el Espíritu Santo no había sido dado para la evangelización y la protección de su pueblo solamente. Debían moverse en cada momento, sabiendo que lo que decían, pensaban y hacían, Él estaba presente. Debían aprender que el Espíritu Santo era Señor de la Iglesia y nosotros sus siervos.
Después de está gran tragedia vino un gran temor sobre la Iglesia. La muerte no vino por causa del engaño solamente, sino por involucrar al Espíritu Santo en la mentira y querer rebajarlo al nivel del diablo, toda mentira nace del corazón del diablo y la comparación era una blasfemia. El Espíritu Santo nos convence de toda mentira y pecado, pero si insistimos en eso, entonces estamos en peligro. Ananías tuvieron la oportunidad de arrepentirse, pero insistieron en la mentira, entonces el fin fue la muerte. No fue solamente el acto, sino la declaración de ellos que los llevo a la muerte. ¡No se engañe!